Os presentamos el poema de Ricardo Huete Martínez que leyó en AlbaToy 2015 con Marisa Moreno interpretándolo en lenguaje de signos (ONG Maná - Ayuda al desarrollo) en el auditorio de la Casa de la Cultura José Saramago de Albacete. ¡Esperamos que os guste y os traiga bonitos recuerdos!
POEMA JUGUETES
Hoy he inventado una historia
en menos de un periquete.
No es relato de personas:
es un cuento de juguetes.
Se trata de un homenaje
-regalo con corazón-
a esos cacharros que un día
nos trajeron ilusión.
Ellos fueron compañeros
que llenaron mil momentos
haciéndonos más personas,
reforzando los cimientos.
Abrid todos las orejas
y así podréis escuchar
esta historia de juguetes
que ahora os voy a contar.
Al regresar del colegio,
los chiquillos y chiquillas
comíamos un bocadillo
bien repleto de Nocilla.
Y nada más terminar,
así, casi de repente,
sólo el hecho de jugar
ocupaba nuestra mente.
Hoy he inventado una historia
en menos de un periquete.
No es relato de personas:
es un cuento de juguetes.
Se trata de un homenaje
-regalo con corazón-
a esos cacharros que un día
nos trajeron ilusión.
Ellos fueron compañeros
que llenaron mil momentos
haciéndonos más personas,
reforzando los cimientos.
Abrid todos las orejas
y así podréis escuchar
esta historia de juguetes
que ahora os voy a contar.
Al regresar del colegio,
los chiquillos y chiquillas
comíamos un bocadillo
bien repleto de Nocilla.
Y nada más terminar,
así, casi de repente,
sólo el hecho de jugar
ocupaba nuestra mente.
Con unos cuantos garbanzos,
con tierra o tal vez con pipas,
muchas niñas preparaban
manjares de cocinitas
y luego, cuchara en mano,
a una muñeca abrazadas,
con cariño maternal
desde un plato se los daban.
Y tras darle de comer,
tumbada en su cochecito,
la muñeca se dormía
mientras daba un paseíto.
En el patio de mi casa
-que es también particular-,
recuerdo cómo las niñas
no paraban de saltar.
Lo que les digo es verdad,
no se trata de una broma;
Al que me estoy refiriendo
Es al juego de la goma.
Y en cada salto escribían
a “su querido Miguel”
una carta con “tintero”
e incluso “pluma y papel”.
Con una cuerda muy larga,
Ellas jugaban también
saltando entre vuelta y vuelta
“al cocherito, leré”.
Y, mientras se divertían,
algunos niños llegaban y,
poniéndose por medio,
este juego fastidiaban.
A un cascote o a un ladrillo
hecho con arcilla roja
las niñas le daban golpes
saltando a la pata coja.
Ellas así pretendían,
mediante toques y saltos,
empujar ese cascote
hasta dentro de unos cuadros
que en el suelo se pintaban
en una zona bien lisa
con un pedazo de yeso
o también con una tiza.
Ahora hablemos de los niños,
de su forma de jugar,
de los juegos y juguetes
que ellos solían emplear.
Con una cuerda enrollada
en una especie de pera,
bailábamos un juguete:
la peonza de madera.
con tierra o tal vez con pipas,
muchas niñas preparaban
manjares de cocinitas
y luego, cuchara en mano,
a una muñeca abrazadas,
con cariño maternal
desde un plato se los daban.
Y tras darle de comer,
tumbada en su cochecito,
la muñeca se dormía
mientras daba un paseíto.
En el patio de mi casa
-que es también particular-,
recuerdo cómo las niñas
no paraban de saltar.
Lo que les digo es verdad,
no se trata de una broma;
Al que me estoy refiriendo
Es al juego de la goma.
Y en cada salto escribían
a “su querido Miguel”
una carta con “tintero”
e incluso “pluma y papel”.
Con una cuerda muy larga,
Ellas jugaban también
saltando entre vuelta y vuelta
“al cocherito, leré”.
Y, mientras se divertían,
algunos niños llegaban y,
poniéndose por medio,
este juego fastidiaban.
A un cascote o a un ladrillo
hecho con arcilla roja
las niñas le daban golpes
saltando a la pata coja.
Ellas así pretendían,
mediante toques y saltos,
empujar ese cascote
hasta dentro de unos cuadros
que en el suelo se pintaban
en una zona bien lisa
con un pedazo de yeso
o también con una tiza.
Ahora hablemos de los niños,
de su forma de jugar,
de los juegos y juguetes
que ellos solían emplear.
Con una cuerda enrollada
en una especie de pera,
bailábamos un juguete:
la peonza de madera.
Si estirábamos la cuerda
de una forma horizontal,
mediante el estilo “madre”
el zompo podías bailar
y, al lanzarlo vertical,
con mucha fuerza y con arte,
cogía más velocidad:
éste era el estilo “padre.
Los bares que hay en mi pueblo
yo solía recorrer
y las chapas de botella
me gustaba recoger.
Pues con ellas se jugaba
a un juego en el que ganabas
del compañero la chapa
que con la tuya golpeabas.
¡Y qué decir de esas bolas
de colores tan bonitas!
¿Quién no recuerda los juegos
que se hacían con las canicas?
Las había muy diferentes:
unas eran de cristal,
otras de barro cocido;
las mejores, de metal.
Tengo que hacer alusión
a un juguete ya de antaño;
resultaba emocionante
aunque, a veces, hacía daño.
Estirando de unas gomas
y con puntería muy fina,
la piedra daba en el blanco
al salir del tirachinas.
de una forma horizontal,
mediante el estilo “madre”
el zompo podías bailar
y, al lanzarlo vertical,
con mucha fuerza y con arte,
cogía más velocidad:
éste era el estilo “padre.
Los bares que hay en mi pueblo
yo solía recorrer
y las chapas de botella
me gustaba recoger.
Pues con ellas se jugaba
a un juego en el que ganabas
del compañero la chapa
que con la tuya golpeabas.
¡Y qué decir de esas bolas
de colores tan bonitas!
¿Quién no recuerda los juegos
que se hacían con las canicas?
Las había muy diferentes:
unas eran de cristal,
otras de barro cocido;
las mejores, de metal.
Tengo que hacer alusión
a un juguete ya de antaño;
resultaba emocionante
aunque, a veces, hacía daño.
Estirando de unas gomas
y con puntería muy fina,
la piedra daba en el blanco
al salir del tirachinas.
Se usaba contra los botes
y servía para cazar;
si jugabas a la guerra,
¡te podías descalabrar!
Más si te portabas bien
y a los Reyes escribías,
juguetes impresionantes
el 6 de enero traían.
De entre ellos, un muñeco
No tenía ningún rival:
Piernas, pies, brazos y cuello
los movía el Madelman
con él se viajaba al Congo,
a la selva, al Polo Norte…
Mil aventuras vivías
en la Luna… ¡y hasta en Marte!
Este homenaje al juguete
Breve lo he querido hacer
Porque siendo breve y bueno,
Dos veces bueno he de ser.
Se quedan en el tintero
Otros juguetes también:
las muñecas de ‘Famosa’
que un día fueron a Belén.
Y ese coche que iba a pilas
del cual salía un largo cable
Y que giraba les ruedas
cuando torcías el volante.
Esta mañana yo estuve
en mi casa maternal
y a mi mente regresaron
tiempos que no volverán.
Dirigiéndome al armario,
mis juguetes allí estaban;
mi corazón latía fuerte
mientras a ellos yo miraba.
Tomando uno con mis manos,
la sonrisa me saltó
y una lágrima en mis ojos
de repente me brotó.
¡Gracias, queridos juguetes,
maestros de imaginación!
Nos lleváis al universo
donde reina la emoción.
Lo que me habéis enseñado
jamás le debe faltar
a ningún niño del mundo:
¡a ellos habéis de llegar!
Pues, al hacer Dios la Tierra,
puso en el hombre ilusión
y la magia en los juguetes
para que fuera mejor.
Ricardo Huete Martínez
y servía para cazar;
si jugabas a la guerra,
¡te podías descalabrar!
Más si te portabas bien
y a los Reyes escribías,
juguetes impresionantes
el 6 de enero traían.
De entre ellos, un muñeco
No tenía ningún rival:
Piernas, pies, brazos y cuello
los movía el Madelman
con él se viajaba al Congo,
a la selva, al Polo Norte…
Mil aventuras vivías
en la Luna… ¡y hasta en Marte!
Este homenaje al juguete
Breve lo he querido hacer
Porque siendo breve y bueno,
Dos veces bueno he de ser.
Se quedan en el tintero
Otros juguetes también:
las muñecas de ‘Famosa’
que un día fueron a Belén.
Y ese coche que iba a pilas
del cual salía un largo cable
Y que giraba les ruedas
cuando torcías el volante.
Esta mañana yo estuve
en mi casa maternal
y a mi mente regresaron
tiempos que no volverán.
Dirigiéndome al armario,
mis juguetes allí estaban;
mi corazón latía fuerte
mientras a ellos yo miraba.
Tomando uno con mis manos,
la sonrisa me saltó
y una lágrima en mis ojos
de repente me brotó.
¡Gracias, queridos juguetes,
maestros de imaginación!
Nos lleváis al universo
donde reina la emoción.
Lo que me habéis enseñado
jamás le debe faltar
a ningún niño del mundo:
¡a ellos habéis de llegar!
Pues, al hacer Dios la Tierra,
puso en el hombre ilusión
y la magia en los juguetes
para que fuera mejor.
Ricardo Huete Martínez
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